Revista Sinfuturo

El universo es más pequeño que un poema, solo hay que reventar la burbuja



«El mundo os vuelve las espaldas, poetas, porque vuestra lengua es demasiado diminuta, demasiado

pegada a vuestro yo mezquino y más refinada que vuestros confites. Habéis perdido el sentido de la

unidad, habéis olvidado el verbo creador.

El verbo cósmico, el verbo en el cual flotan los mundos. Porque al principio era el verbo y al fin será

también el verbo.

Una voz grande y calma, fuerte y sin vanidad».

                                                                                                        NON SERVIAM

 

Esto es un diagnóstico como resultado de la observación de nuestro entorno, no es una investigación metodológica sobre la función de la poesía en el siglo 21. Es una fuerza motivadora.

En este siglo, el verdadero desafío  de la poesía en su estado de síntesis y condensación de certeza espiritual y metafórica es desarrollar la capacidad de plantear conceptos desafiantes para todas las áreas del conocimiento y reflexión contemporánea. Salir de la habitación donde está encerrada, donde muchas veces no hay absolutamente nada, más que un par de cuestiones meteorológicas…

Desde la generación de los 90 en ninguna cultura, en ningún país se ha logrado dotar al arte de un sistema filosófico que tenga la capacidad de crítica y extrapolación del conocimiento que nos permita coordinar los conceptos para dar la energía suficiente a las nuevas ideas. En el octubre del 2019 se nos escapó de las manos la oportunidad de una revolución cultural para mejor, simplemente porque gran parte del circuito artístico joven carece de un sistema filosófico que tenga esas capacidades de coordinación entre las ramas artísticas. No hay sistemas, hay percepciones.

Las áreas del conocimiento de datos y matemáticos, lógicos por así llamarlos viven de sus sistemas y fórmulas para crear y propagar sus productos, provocando que el avance científico, tecnológico y económico se halla acelerado, pero que esto contribuya al verdadero progreso humano es un mito.

Como vemos, la mayoría de los genios tecnológicos y del entretenimiento se venden y se llenan de poder, de influencia sobre las masas y no pierden su tiempo criticando al poder, criticar al poder debe ser lo más fácil que existe, por eso todos lo hacemos. Lo díficil es crear poder sin someterse a él.

¿Qué cosa no conoce el poder de nuestra sangre? El todavía.

Pensar sobre la función de la poesía en la época de la sistematización casi total donde predomina la influencia de la tecnología sobre la cultura y no viceversa es poco esperanzador para los poetas. Si es que ya la mayoría de las personas considera que la poesía pesa menos que el aerografeno, que los poetas somos unos idiotas o unos viles  pordioseros es porque hemos resistido conceptualmente mal.  La poesía no es decadencia, la poesía es virtud. En consecuencia, tenemos que ser capaces de parir una nueva forma de ética poética o estamos condenados a transformar toda el arte en simple diseño, en publicidad, en retórica de marketing que enmascarará la mediocridad del contenido que estamos consumiendo.

Para alcanzar la autonomía radical de la poesía debemos buscar una nueva ilustración y no solo chupar el jugo ideológico de las filosofías ya establecidas, hay que cargar a la poesía de un sistema de ideas actualizadas, debemos ser poetas más agudos, más inteligentes, y transformar la poesía en polimatía para defender con diversos recursos y canales el arte de escribir y leer. hay que crear en vez de describir la realidad, es la única forma de que el arte pueda mirar frente a frente a la ciencia y reventar las burbujas de esta atmósfera muchas veces irrespirable.

Está comprobado que la hiperconexión no contribuye a mejorar las comunidades ni a fortalecer los sistemas de pensamiento crítico, que en la mayoría de los casos simplemente lleva a la otrofagia. Pasar de un ser privado a un ser público  en lo único que contribuye es al arte del «yo», hasta la poesía política se escribe desde el yo, no desde un sistema ideológico, nosotros la «poesía joven» carecemos de un sistema de ideas, más que de nuestras percepciones o filosofías que lamentablemente ya no tienen casi nada nuevo que decir en los campos de investigación humanistas y científicos. No hay vanguardia porque no vivimos la vanguardia intelectual, para criticar algo hay que saber defenderlo, eso es muestra de un conocimiento pulido. Nuestra generación no puede reducir toda la poesía a anestesia terapéutica, no hay nada importante en discusión en la poesía joven Chilena y eso es un problema grave, como ha crecido la ambición de riqueza y dinero, también hay que hacer crecer la ambición de la imaginación y valentía. El poema que sea fuerte y macizo  podrá defender a la poesía de tanta incredulidad, data informática y nos llevará a distinguir la inteligencia poética de información literaria.

no somos obras de arte, somos humanos y la humanidad tiene que ver con lo común, con el fin universal de preservar la especie. Al contrario, el arte busca la autonomía, busca lo radical. Busca la creación. la excesiva subjetividad del arte no está teniendo impacto, el arte no fluye hacia donde debería fluir. Producimos  obras donde su única validez es el excesivo análisis teórico o conceptual, pero que en ningún momento llevan a la interpretación de lo bello o virtuoso, cuando un niño ve un cuadro de Rembrandt o Picasso no lo lleva al análisis teórico, tampoco al análisis  conceptual, lo lleva a su interpretación sensorial, la relación de su percepción con la experiencia (estética) del arte, cuando algo tiene calidad se defiende por sí mismo, no es necesario analizarlas a un nivel conceptual y teórico para transformarlas en obras de arte.
así a La poesía se le plantean estos desafíos realmente difíciles si quiere cargar a la sociedad con esa magia y belleza que repiten todas y todos los poetas entre tanto contenido neurodigital.

Éxito a toda la poesía joven que sepa defender con inteligencia su arte poética y que toma como derecho decir aquellas cosas que no se dirían sin la poesía, a los que aún quieren imaginar y pensar por sí mismos y asumen los desafíos de encontrar su propia voz creadora entre tanto diseño disfrazado de arte. Elaborar una verdadera critica sobre la poesía y su función en lo contemporáneo, sin caer en lo ya escrito mil veces, está un tanto complicado, pero aquí se escribe con errores y aciertos.
Creemos en la palabra y su lucidez.

 

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