Revista Sinfuturo

Pedro Contreras sobre la poesía de Mítico Martínez


Extraído de Espejo Verde. Revista literaria, número 26, agosto de 2003.

Más o menos por abril del año 1995 asistí al Encuentro de Poetas Vesiculares en La Parolaccia, fuente de soda y salón de té ubicada en San Diego. La invitación me la extendió el librero Victor Pueyes, quien no llegó al encuentro y a quien no he vuelto a ver desde entonces. Eran cinco expositores, pero solo recuerdo a cuatro: el primero de todos y quien leyó durante más tiempo fue Sólido Escobar, a ratos Rokhiano, a ratos extremadamente simple, con muchas referencias a los caballos. Sus pausas entre cada verso eran largas e incómodas, estoy seguro de que las cronometraba de un modo secreto, su último poema lo leyó desde una tablilla y era una especie de trabalenguas. El segundo en salir fue Eugenio Magnánimo, cuya apariencia sin duda le hacía justicia a su nombre, sus poemas eran cortos, casi gritados, mencionaba cada dos versos algún tipo de alimento, recitaba mirando al suelo y de memoria. La tercera en salir fue Raquel QuéClaro, quien solo leyó un largo texto en prosa donde repetía al menos 50 veces la palabra majamama. Luego de escucharla, un poco aturdido, pensé en salir del local y volver a mi departamento, pero antes de que lograra pararme, subió al escenario Mítico Martínez, era mayor que sus compañeros y parecía ser una especie de líder o maestro del grupo, se quedó mirando durante un par de minutos a los asistentes, que no eran más de 15, incluyéndome, luego sacó un libro de uno de los bolsillos de su chaqueta y comenzó a leer, el texto se titulaba Sub-regla 1 Pájaro Negro y parecían ciertas indicaciones para componer un poema, en donde el escritor debía dibujar un ave en su mano izquierda y luego salir a la calle a tocar, con esa misma mano, tres aves de color negro, luego indicaba que el poema debía mencionar las aves e incluir la letra R en el título, para terminar nombrando varias medidas de versos que debían ser utilizadas en el poema. Sus compañeros lo escuchaban en completa seriedad y anotaban en sus libretas. Lo siguientes textos fueron similares, todos enumerados y con el título de Sub-regla, leídos lentamente, casi dictando, algunas condiciones eran imposibles de seguir, otras tardarían años en cumplirse, cada una era más extraña que la anterior. Estoy seguro de que uno de los asistentes se emocionó hasta las lágrimas, lo que me pareció demasiado, yo no me atreví a hacer ningún gesto, escuché atentamente y luego salí del lugar. Una de la Sub-reglas, en la que me quedé pensando de camino a mi departamento, se trataba de sumergir la lengua tres minutos en aceite antes de escribir el poema, durante algunas cuadras pensé en llegar a intentarlo, para bien o para mal, en mi casa no quedaba aceite, luego me olvidé del tema.


Una respuesta a “Pedro Contreras sobre la poesía de Mítico Martínez”

  1. La primera vez que escuché el nombre de Solido Escobar fue por el año 2015 mientras salía del liceo. un hombre, al teléfono, que al parecer esperaba a su hijo, gritó: “¡Mataron al poeta Solidó Escobar!”, lo vi tan preocupado que memoricé el nombre hasta llegar a buscarlo a mi casa, no encontré nada, no existían menciones a este poeta en internet, rápidamente me olvidé del tema. Saludos

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